lunes, 6 de febrero de 2012

ALEJANDRO CABRERA ZÚÑIGA.

Alejandro Cabrera Zúñiga



Estimados colegas:
Debo comunicarles el sensible fallecimiento de un compañero y amigo. Esta mañana de domingo, Érica, la compañera de Alejandro Cabrera, me ha avisado que él ha partido el martes pasado en Pichidegua, por paro respiratorio e insuficiencia renal.

Alejandro estudió un año y algo más en la carrera de Filosofía en la Universidad Católica, luego Contabilidad y en Alemania obtuvo un título en Arte Culinario, labor en que se desempeñaba en ese país.

Se casó en Chile dos veces, tuvo dos hijos. Con uno de ellos, Francisco, marchó a Europa. En Alemania se casó con una alemana y tuvo dos hijos más. Allá hizo una situación que le permitió reunir cierto patrimonio.

Desgraciadamente, sufrió un grave accidente automovilístico que lo dejó cuadrapléjico, imposibilitado en todo su cuerpo, mas con la entereza e inteligencia que Dios le dio, más una buena rehabilitación en la república germana, pudo sobreponerse y adquirir todos los recursos para desempeñarse en forma más o menos independiente (silla de ruedas eléctrica, grúa para cama, oruga para ascenso de escalas, computador adaptado).

Sin embargo su esposa no fue capaz de sobrellevar esa relación y se divorciaron. Se trasladó a España, donde fue cuidado por su madre; adquirió una finca y se dedicó al cultivo de naranjas
-obviamente con operarios-trabajo que supo dirigir muy bien. Posteriormente le atendió durante ocho años una chilena, la que fue su pareja hasta el último día.

Como a tantos chilenos en el extranjero, lo venció la nostalgia de su patria y el deseo de brindar alguna ayuda al país, motivo que le hizo regresar. Procuramos convencerle que, dada su discapacidad y las posibilidades del país, no era lo mejor para él, pero el "loco", siempre voluntarioso, volvió.

Tuvimos lindos encuentros, largas conversaciones sobre lo humano y lo divino, me planteaba sus dudas teológicas y argumentaba simpáticas teorías filosóficas, pasamos buenos momentos de amistad.

Se compró un terreno en Pichidegua, donde continuó con trabajos agrícolas, pero continuamente debía viajar a Viña del Mar a controles médicos. En tanto perdió una pierna. Cuando le sucedió eso recordé un chiste que hacíamos cuando éramos jóvenes, pero no quise decírselo pues ahora estaba más sensible, ese "hombre duro" que era antes. Cuando nos veamos les cuento el chiste. No creo que Cabrera ahora se vaya a enojar.

Lamento que no pudieran avisarme antes. Habría asistido al funeral. Érica me dice que se volcó medio pueblo en el cementerio, pues él había hecho amistad con el alcalde, el director de la escuela, el pastor y el diácono del pueblo.

Curiosamente, revisando papeles esta semana, encontré un sobre con poemas manuscritos de él, trabajos que me regaló cuando se fue a Alemania. Me dije "voy a mostrárselos a Alejandro, cuando le vea". Ahora los tengo para mí y para quienes deseen leerlos.

Fue mi amigo entrañable, una persona con cualidades y defectos, como todos, un hombre idealista pero práctico a la vez, amante de la vida campestre y de las digresiones filosóficas, "castizo" según su tío más admirado, inquieto desde niño, inclinado en sus últimos días a las cuestiones espirituales, en las que encontró refugio para sus dolores de alma.

Nancy fue su primer gran amor, Érica el postrero, a la que llamó "mi agua" porque calmó su sed de vida.

Un adiós afectuoso al amigo y compañero.

Iván Tapia


Querido amigo Iván:

Gracias por este descriptivo mensaje que me deja triste y pensativo. La figura de Alejandro se viene a mi memoria y a través de oraciones envío mi gran respeto a este gran hombre autentico y de pensamientos profundos. Éramos nosotros los que estábamos fuera del radio de la normalidad para él.

Muy hermosos y emotivos todos los mensajes enviado por los amigos del Liceo. No tengo nada más que agregar, todo está dicho y solo queda rendirle los honores a este gran compañero de estudios.

Hasta pronto Alejandro!

Herman Stuardo

Alejandro...espero que algún día puedas leer estas desordenadas líneas... Sé que estas contemplando mis nerviosos dedos deslizarse por el teclado... Pensar que el viernes nos acordamos de ti... tantas historias, tantas anécdotas... tantos recuerdos… REBELDE con causa siempre recuerdo tus respuestas y consultas de fondo a las órdenes... de las cuales nunca fuiste amigo... tanto la de nuestros profesores.... como las del cuartel... Te recuerdo pagando flexiones en el Maipo o campaña y un par de conversaciones doctrinarias, respecto al proceso revolucionario en América Latina y Chile... Obviamente teníamos visiones distintas, mas siempre respeté tu consecuencia... Desde ese lejano año 1973… jamás te volví a ver… sólo supe de ti.... mi compañero de humanidades, gracias a Iván Tapia... que me contó de tu accidente.

LOCO LINDO... espéranos en EL LIBRO DEL MAR INFINITO… ahí anota nuestros nombres... cuando nos reunamos nuevamente habrá un viril brindis por ti

ALEJANDRO CABRERA

Saluda de mi parte a Arias, Farías , Molina ,
Otayza, negro Salas…

tu compañero

Pancho Benavides

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